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Sin categoría | 26 febrero 2015
Mitos y mentadas

- Jacques Rogozinski

Recientemente dos influyentes periódicos, El  New York times y Le Monde Diplomatique, publicaron sendos “descubrimientos”,  de cómo a través de sofisticados esquemas financieros e inmobiliarios, se oculta dinero en Estados Unidos y Suiza.

Llaman la atención estos “descubrimientos”, dado que siempre han sido públicas en todo el mundo, las metodologías que se utilizan en los paraísos fiscales para esconder fortunas.

Permítanme recordárselos:

Hay al menos 82 naciones que utilizan el secreto financiero y los paraísos fiscales para esconder dinero ajeno. Al facilitar la existencia de cuentas secretas y sofisticados esquemas inmobiliarios, esos estados operan como enablers, facilitadores de un proceso de corrupción ampliado.

 Nacido en 2009, el Financial Secrecy Index (http://www.financialsecrecyindex.com/) muestra cuán importantes son los países en función a cuánto secreto financiero poseen. En 2013, en dicho índice aparece  Suiza a la cabeza, seguida por Luxemburgo y Hong Kong y, no muy lejos, en sexto lugar Estados Unidos. Por supuesto no podrían faltar países como Gran Bretaña, Alemania, Holanda y Francia. Hay también varias naciones latinoamericanas (Panamá, Brasil, Uruguay), pero México, con todos sus problemas, no está en la nómina. Uno puede discutir sobre todas nuestras fallas, pero es seguro que México no es un tax haven y esto debería resaltarse.

Las leyes de secreto financiero y otros esquemas han sido vitales para el crecimiento de Suiza y otros paraísos fiscales. Desde hace más de ochenta años las emplean políticos, empresarios, narcotraficantes, militares, delincuentes y criminales de todo el mundo. Es en parte por eso, que el promedio anual del PIB per cápita real de esos países ha crecido al 3.3% entre 1982 y 1999, mientras que en el resto de los países crecía  al 1.4%, dice James R. Hines Jr. en Do Tax Haven Flourish? .

Alrededor de los paraísos fiscales ha crecido una industria de captación de fondos. El vínculo es claro, dice John Christensen en The Hidden Trillions, un trabajo sobre corrupción internacional: quien toma sobornos debe encontrar canales financieros seguros para atesorar sus ganancias mal habidas y quien proporciona el soborno puede ayudar a hallarlos y lavar el dinero. “Muchos de los mayores bancos del mundo”, dice Christensen, “todos los cuales tienen sedes en países industrializados, son usados en el lavado global de dinero”.

Según un estudio realizado para el Center for International Policy, un organismo independiente de estudios políticos de Washington, hasta 1 billón de dólares (un millón de millones), sale ilegalmente al año de países en desarrollo rumbo a cuentas secretas.

También, Nicholas Shaxson recuerda en Treasure Islands, un libro que muestra cómo la banca offshore y los paraísos fiscales dañan las economías, que los rankings internacionales de transparencia ponen a naciones como las africanas entre las más corruptas de la tierra, pero dan alta nota a los corruptores del Primer Mundo. “Algo está mal aquí”, dice el autor, y vaya si tiene razón.

Ahora surge la pregunta: ¿Cómo es que con toda esta información púbica, hasta ahora el New York Times encontró el hilo negro?

Entiendo perfectamente porque la OCDE, sus  países fundadores y la prensa “samaritana” de estos, que se benefician con el ocultamiento de fortunas, no han querido hablar de este tema. Pero lo que no entiendo es por qué columnistas, analistas y académicos mexicanos, ni uno solo, hable sobre esta faceta importante del ocultamiento de fondos en el que nuestro México, NO participa. Ojalá alguien me lo pudiera explicar.

Si de verdad  la OCDE esta tan interesada en implementar transparencia en todos sus países miembros, debería de liderar este tema de modo que se legisle para prohibir y sancionar dichas prácticas.

Y también resaltar que México es el único país miembro que no aparece en el Índice de Secrecía Financiera.


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